- Área: 195 m²
- Año: 2012
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Fotografías:Federico Cairoli
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto se emplaza en un lote de 20 por 40 mts. con excelentes vistas posteriores a la laguna interna del Club Náutico Ubajay. En el último tercio de su profundidad, posee un desnivel de tres metros hacia el área inundable.
Las construcciones linderas presentaban dos situaciones desfavorables para el proyecto: al oeste una vivienda que por error invade casi un metro, exactamente en el medio del lote, y hacia el este un área de servicio, un tanto degradada, que se aloja casi hasta la medianera. Se ponderó la forestación existente, especialmente tres pinos en el inicio de la pendiente hacia la laguna, un jacarandá en un lateral y una tipa de mediano porte en el frente.
El terreno es prácticamente excepcional en la región, en tanto pertenece a una ribera típica, y propia del sistema costero del Paraná en Santa Fe, pero a cota segura, es decir en un área no inundable según los registros conocidos. Asimismo, si bien el lugar pertenece a un barrio privado, presentaba algunas disyuntivas como el modo de resolver un franco contacto con el paisaje natural sin pérdida de privacidad. De alguna manera el mundo idílico de los “countries” inevitablemente también tropieza con la tensión entre lo abierto y cerrado, lo transparente y lo opaco, o la privacidad y la exposición.
Justamente la preponderancia del paisaje constituyó el andamiaje desde donde explorar la relación dialéctica entre naturaleza y cultura, entendiendo que cada oportunidad es particularmente una ocasión para repensar y concebir la arquitectura en este contexto, aquí y ahora… El repensar también debía incluir ciertas especulaciones tipológicas que considerasen todas las variables, limitaciones y condiciones del sitio.
De tal modo la configuración de los volúmenes y sus articulaciones procuraron alejarse de estereotipos o preconceptos, tan en boga actualmente, para reconocer el lugar y resolver su organización espacial exclusivamente a partir de los árboles existentes, los linderos, el paisaje y la topografía. De ello resulta un proyecto con contrastes, como la cara y seca de una misma moneda, que no oculta, y hasta quizás exacerbe, las tensiones que aún subyacen en estas localizaciones urbanas/suburbanas.
El proyecto se estructura a través de dos volúmenes en planta baja y uno en planta alta. Los dos primeros se desplazan longitudinalmente, uno hacia la calle y el otro hacia la laguna. Uno aloja servicios y un dormitorio para las hijas, establece una barrera visual hacia el lindero y libera de ocupación al sector de los pinos. El otro contiene las áreas sociales y se aproxima al límite posterior para introducir el paisaje al interior de la casa. Asimismo permite eludir la invasión del otro lindero y mantener el jacarandá existente. Un pequeño resquicio entre ambos genera el acceso principal.
Perpendicularmente a estos se aloja la planta alta, una caja con laterales ciegos que concluye la resolución de la privacidad pretendida cerrándose hacia los linderos.
Hacia la calle, un muro se extiende en voladizo para delimitar un patio de acceso y cerrar, al menos parcialmente, las vistas hacia el interior de la vivienda. A ello también contribuye el uso de aberturas mínimas en casi la totalidad del frente. En franca contraposición, incluso sacrificando el mejor sol, la obra posteriormente se abre totalmente hacia el paisaje, extendiéndose al máximo mediante una expansión conformada por un “deck” que vuela sobre la barranca.
Se utilizaron pocos materiales -hormigón, revoques blancos, madera vidrio y aluminio anodizado natural- y la estructura a la vista adquiere premeditadamente relevancia en la configuración espacial y expresiva del conjunto. La obra en síntesis procura denotar su carácter contemporáneo sin desconocer, en primer término, aquellas preocupaciones permanentes y atemporales de la arquitectura: un lugar, un tiempo, la materia, el clima y un modo particular de habitar.